Según un reciente estudio publicado en la revista Science, dicho agujero está comenzando a reducirse. Dicho estudio, realizado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, en colaboración con investigadores de otros países, apunta a una reducción del agujero de ozono de más de cuatro millones de kilómetros cuadrados (superficie comparable a la del territorio de la India) entre el año 2000, cuando se alcanzó el mínimo histórico de este gas que nos protege de las radiaciones solares, y septiembre de 2015.
Este hallazgo confirma que “ahora podemos estar seguros de que las cosas que hemos hecho han puesto al planeta en un camino de curación”, según Susan Solomon, autora principal del artículo y profesora de Química Atmosférica y Ciencia del Clima en el MIT. Solomon se refería principalmente al Protocolo de Montreal, que en 1987 prohibió el uso de clorofluorocarbonos (CFC), presentes en aerosoles y líquidos refrigerantes. Precisamente fue esta misma científica del MIT quien en los años 80 descubrió el proceso químico por el que el cloro destruía el ozono en la estratosfera.
Solomon y su equipo también dejaron claro que no se espera un cierre definitivo de este agujero hasta mediados de siglo. Por tanto no podemos bajar la guardia, como sucede con el resto de problemas ambientales que afectan a nuestro planeta.