Sabemos que la felicidad es deseable como un fin en sí mismo; ¿quién no quiere ser feliz?, ¿acaso los padres no desean eso para sus hijos?. Sin embargo, más allá de ello, investigaciones recientes demuestran que la felicidad produce muchos beneficios en diferentes ámbitos de la vida de las personas. La gente feliz es más saludable, vive más tiempo y disfruta una mejor calidad de vida.
Las personas felices usan sus fortalezas, habilidades y capacidades más óptimamente, se conectan con emociones positivas lo que les permite más amplitud mental y creatividad, y un nivel de funcionamiento más óptimo en su quehacer.
La gente feliz es menos proclive a tener depresión, es menos probable que experimenten ansiedad, estrés o ira y, aún si la experimentan, tienden a manejarlo mejor y a recuperarse más rápidamente.
En resumen la gente más feliz vive más y de mejor manera, contribuyendo al mismo tiempo a una sociedad más amable y sostenible.
La buena noticia es que la felicidad no es un estado que nos llega, o no, por azar o por las circunstancias que se nos presentan en la vida. La felicidad es una decisión, es algo que se puede y se debe trabajar para alcanzar, según lo han llegado a demostrar los científicos que han estado liderando el movimiento de la psicología positiva.
Si bien la felicidad a nivel individual es una responsabilidad personal, sentimos el deber -como profesionales de la salud mental- de aportar y crear situaciones y condiciones que ayuden a las personas a encontrar su felicidad y bienestar. Es por ello, que decidimos crear esta empresa para abocarnos a una trabajo que -a la vez de darnos sentido y trascendencia- le aporte a otros la oportunidad de conectarse con lo mejor de sí mismos y con ello, acercarse a una vida más saludable, feliz y plena.